lunes, 26 de octubre de 2015

HORARIO FRANQUISTA




 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Dicta nuestra tradición sentimental que, al acercarse el día del cambio de hora otoñal, proliferan los lamentos y el crujir de dientes. Diversas excusas tratan de ocultar, aunque sin mucho convencimiento, que el motivo principal del apego al horario veraniego es de índole psicológica. Nos ilusiona que anochezca tarde, cosa que nunca he entendido. Sin embargo, olvidamos siempre lo esencial del asunto.
Es curioso que la Ley de Símbolos, ahora rememorada a cuenta del monolito de Sa Feixina, no se dedique a erradicar de la multiforme parafernalia franquista su huso horario. De hecho, se ha ocultado sibilinamente que el normal horario solar fue alterado por Franco durante la II Guerra Mundial (2 de mayo de 1942), adaptándonos al huso de Europa Central para mimetizar los latidos bélicos de Berlín. Han pasado 73 años y la desubicación franquista sigue en su sitio. En eso sin duda la Transición fue del todo continuista con el régimen dictatorial. No queremos acompasarnos al meridiano de Greenwich, cuando nos encontramos de pleno en su jurisdicción, ya que nos atraviesa por Huesca y Castellón. ¡Si las horas de luz serían las mismas! Solo que amanecerá antes. Como en el resto de Europa.
En línea con nuestro narcisismo diferenciador, postulamos como normal aquello que es una absoluta extravagancia. Ahora surge en Baleares una campaña para no retrasar la hora. Un David Koresh de Felanitx ha convencido a miles de ciudadanos de encastillarse en un horario veraniego ya desajustado y, en plan davidianos en Waco, no moverse de ahí. Es decir, seguimos vendiendo la moto (¡a nosotros mismos!) de la supuesta sensatez cuando no es otra cosa que la multiplicación de lo insólito. Se ve que el “Spain is different” de Fraga ha arraigado en los ámbitos y temas más insospechados.
La fragilidad psicológica es parte de nuestra naturaleza. Hablaba Georges Bataille del principio de incompletud: “en la base de cada ser existe un principio de insuficiencia”. Nacemos ya con una carencia, una fisura interna, ontológica. Y de esa brecha y la necesidad de suturarla surgen la mayoría de los proyectos más delirantes. Al menos este de la hora, que intenta acunar nuestra felicidad en el retraso del anochecer, es menos dañino que el de las esteladas.

lunes, 19 de octubre de 2015

LA LEYENDA NEGRA



 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Probablemente seamos el único país de Occidente, tal vez del mundo, que ha asimilado la leyenda negra que le endosaron sus enemigos históricos como si fuera la palabra de Dios. Cuando en ese leyenda hay parte real pero también exagerada. Vimos la semana pasada hasta qué punto comulgamos con esa versión macabra de nuestra historia, como si fuéramos el peor país que ha existido sobre la Tierra.
En la conquista de América, con muchos capítulos brutales, no existen demasiados aspectos nuevos. Es decir, los conquistadores españoles repitieron el mismo patrón de otros imperios, como el romano. O como el Islam, que no tenía ni cien años y ya estaba en los Pirineos. O los aztecas. La definición de genocidio no cuadra en absoluto con lo que pasó en el Nuevo Mundo, porque España no planificó una eliminación total y sistemática de los indígenas. Recordemos que la mayoría murieron involuntariamente por culpa de la viruela y el sarampión, enfermedades que destruían las precarias defensas biológicas de los americanos.
Hoy mismo podemos hacer un simple cálculo para calibrar el grado de destrucción: la presencia de indígenas. Ésta es muy superior en Sudamérica que en Norteamérica o Australia, donde la carnicería fue mucho más intensa. Y al menos los españoles contaban en sus filas con voces muy críticas, como De las Casas. Se acercaría algo más a la definición de genocidio la conquista mallorquina de Jaume I, pero aquí la celebramos a todo trapo, orgullosos de la masacre.
Tras el 12-O queda claro que son mucho más pesados los anti que los pro. Los anti parecen más convencidos de lo suyo, y se manifiestan con ardoroso énfasis. Curiosamente hoy muchos ateos son más dogmáticos que los creyentes, y los de la leyenda negra más pesados que los del imperio soleado. Tal vez porque confundimos el espíritu crítico con un pelotón de fusilamiento (twittero o no) funcionando las 24 horas.
Al final siempre es lo mismo: narcisismo. Que nos hace sentirnos lo mejor o lo peor. El caso es no vernos, a nosotros ni a los demás, con un mínimo de equilibrio. Siempre la furia arremetiendo contra los otros o contra lo propio. Esencialismo puro. Culto a la identidad, para consagrarla o destruirla.

lunes, 12 de octubre de 2015

PRIORIDADES DE TRINCHERA


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

¿Qué ha pasado con el balconning este verano? Apenas se ha celebrado ya esta tradición milenaria. Es el sino de los tiempos: se pierden las costumbres más decentes y arraigadas. A cambio de balconning estamos teniendo espectáculo en Cort y Govern. Pocos meses han tardado en cultivar generosas dosis de vergüenza ajena. Si no han visto el bailecito atorrante tras la anulación de la Ley de Símbolos, mejor sigan sin poner en riesgo su salud, la arcada se escapa fácil ante semejante bodrio.
El año pasado escribí en este periódico que sus señorías del momento no practicaban otra cosa que parlamentarismo basura: un año después, y aunque parezca increíble, la basura ha aumentado como en ese capítulo de Futurama en que la mierda amenaza con sepultar Nueva Nueva York (sic). Siempre se puede ir a peor. Pero tranquilos: nuestras eminencias, que decían saber muy bien lo que desea el ciudadano, van a acabar con el monolito de Sa Faixina, que había sido reinterpretado hace unos años por Calvo. Prioridades de trinchera. Luego los toros.
Al margen de planteamientos propios del pensamiento mágico, acabar con la tauromaquia no permitirá necesariamente, como creen algunos, que seamos mejores éticamente. Porque la ética es algo que no se dirime dentro de las plazas de toros sino que se da entre humanos, de la misma manera que matar a un toro no es asesinato. Un taurino será un miserable o una gran persona al margen de su gusto por las faenas de Morante. De la misma manera, un antitaurino será una cosa u otra al margen de su posicionamiento en este tema.
En el caso balear, el principal perjudicado del decreto será Fornalutx. Si yo fuera fornalutxer, creo que no encontraría otra solución que adoptar el modus operandi de “la nueva política”: la desobediencia. Si los podemitas y nacionalistas pueden impunemente no acatar las leyes del Estado que no les gustan, no veo por qué Fornalutx no puede hacer lo mismo a nivel autonómico, en algo mucho más leve. Ey, y que no se le ocurra al Govern reprimir a los defensores del correbou, no sea que Jarabo y Abril vayan a pasar a la historia como fábricas industriales de taurinos y españolistas.

lunes, 5 de octubre de 2015

NEOETNOCENTRISMOS


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

¿Recuerdan al político Rocco Buttiglione? Fue protagonista, hace 11 años, de un asunto que dio mucho que hablar. Berlusconi lo había propuesto para ejercer las labores de comisario de justicia, libertades y seguridad en la Comisión Europea. No llegó a ser nombrado debido a la presión mediática y política que se organizó a partir de unas declaraciones impresentables del italiano en las que afirmaba que la homosexualidad es algo pecaminoso. Finalmente el Parlamento Europeo rechazó su candidatura para ser comisario. Hasta ahí bien. El problema viene cuando desde la propia UE, o desde la ONU, la vara de medir que excluyó a Buttiglione se deja abandonada en un triste rincón. Una doble moral que suele ser la tónica de nuestra contemporaneidad.
Todo esto viene por otro escándalo acaecido hace pocas semanas pero que ni de lejos ha movido tanta polvareda. Se trata de la designación del saudí Faisal bin Hassan Trad como líder del Comité de Derechos Humanos de la ONU. Repasemos lo que ya sabemos, ni que sea para contextualizar el caso: Arabia Saudí es una de las peores dictaduras del mundo (mérito que no es fácil de alcanzar) que este 2015 ha decapitado a más personas que el mismísimo Estado Islámico. Un régimen que no está precisamente a la vanguardia en defensa de los derechos de la mujer o de la libertad religiosa y política.
Aunque no lo parezca, detrás de esta contradicción se encuentra el etnocentrismo. Pero no el etnocentrismo usual, el del siglo XIX y parte del XX, que consideraba a los occidentales superiores a cualquier otro individuo, sino uno de cuño más reciente que invierte los polos aunque mantiene el esquema dual: los occidentales somos culpables siempre y en cada caso. Somos más criticables porque se nos aplica una exigencia moral que luego, y no sólo tenemos el ejemplo saudí de los DDHH, no se utiliza con los demás. Muchos no entienden que ese patrón sigue manteniendo vigente el problema: el esencialismo de distinguir a priori y para siempre entre buenos y malos. Cambiar a los protagonistas de cada extremo no evita que la pulsión maniquea siga muy viva. Cuando la única superación posible es tratar a todos por igual, usar siempre el mismo criterio.
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