(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Contaba
Juan Carlos Onetti, en un video-entrevista que le hicieron en los
años 70, su historia con un psicoanalista francés al que se
encontró por primera vez en Buenos Aires. En la conversación que
mantuvieron, el discípulo de Freud le pregunta al escritor uruguayo
si le gustan las adolescentes. “Sí, mucho”, responde Onetti.
“Claaaaro, porque tu tienes un complejo de Edipo con tu madre, la
virginidad de tu madre, etc.”. Años después se lo vuelve a
encontrar en Montevideo y es sometido a lo mismo, pero cambiando el
enfoque: “¿A ti te gustan las prostitutas, las mujeres que tienen
gran experiencia sexual?”. “Sííí, me gustan mucho”.
“Claaaro, porque tú tienes un complejo de Edipo, porque tu madre
es puta”.
Todo
esto viene a cuento para ilustrar a esas personas de carácter
obsesivo cuya mente blindada vive al margen de los movimientos de la
realidad. Ya sea para afirmarse en sus postulados o para lloriquear
las quejas. El segundo sentido es muy propio de la prensa, que
siempre encuentra pega se haga una cosa o la contraria, la cuestión
es vender y regodearse en el escándalo. De forma mucho más basta
podríamos recordar ese dicho, creo que andaluz (yo se lo escuché
hace años al entrenador granadino Lucas Alcaraz): “sois como la
gata Flora, que cuando se la meten chilla y cuando se la sacan
llora”.
También
vale no sólo para las personas, sino evidentemente también para las
creencias en sí, las religiones o el comunismo, doctrinas que han
pretendido tener la respuesta a toda pregunta formulable, hasta el
punto de que llegan a anticiparse a las posibles cuestiones
clausurando al máximo el espacio interrogativo. O el psicoanálisis
mismo. No estamos exactamente en lo que Leon Festinger definió como
disonancia cognitiva, porque esa tesis implica un cambio de las
creencias en el proceso inconsciente de adecuación de la teoría a
la praxis. En el caso citado lo que vemos es que una misma idea da
respuesta a todo. A veces tengo la sensación de que pasa también
con el cambio climático, porque se indica que es tal cuando hay
sequías igual que cuando se producen inundaciones, pero prefiero no
ahondar en berenjenales que no conozco con exactitud.
(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
El
(no)eclipse ha sido la (no)noticia de la semana. El eclipse eclipsado
por unas nubes con afán de protagonismo. Cuando hablamos de eclipses
estamos ante algo que no existe por sí sino como conexión azarosa
de dos elementos. Es como el desarraigo, que no es más que carencia
de arraigo, el fracaso de un proyecto. Todo eclipse lo es de algo: de
luna, de sol o de Dios, como decía Martin Buber. Señala algo
coyuntural, pero metafóricamente puede ser sujeto. Así eclipse
podría ser Dios (siempre oculto), la nada del Ser, la verdad
(escurridiza para todo discurso), incluso cualquiera de nuestras
vidas.
Lo
oculto puede ser lo mas interesante; su condición elusiva despierta
nuestro sentido interrogador, pero también la angustia. Si “el
exceso de luz ciega” (Pascal), la falta de claridad es un
estímulo para buscar y proyectar. Pero la búsqueda más apasionante
ya no sería la de lo que queda oculto (porque puede desocultarse),
sino de aquello que es lo absolutamente oculto, la eclipseidad misma
nunca desvelable. No hablo de religión, sino de filosofía. Ya
saben, esas cosas que, al decir de Wert, distraen de lo esencial.
Ante
estos eventos siempre pienso en Tintín y Kawalerowicz. Me refiero
primero a esa historia de Hergé, El templo del sol, en la que
su célebre creación, junto al capitan Haddock y el perro Milú, al
rescate del profesor Tornasol llegan hasta el Perú, donde son
capturados por unos supuestos incas y condenados a muerte, salvando
la vida por un oportuno eclipse de sol que desconcierta a los
victimarios. Si el sol siempre ha tenido divinas connotaciones
apolíneas, de éxtasis vital, su súbito ocultamiento debía
producir, sobre todo en culturas antiguas que no entendían el hecho,
una conmoción absoluta, una vampirización espectral.
En
cuanto a Jerzy Kawalerowicz, fue el director polaco de una
curiosísima película sobre el Antiguo Egipto, Faraón
(1966), donde los sacerdotes se sirven hábilmente de otro eclipse
para aterrorizar a los rebeldes, haciéndoles creer que los dioses
están castigando su insolencia. No soy demasiado conspiranoico, pero
siempre cabe la posibilidad de que nuestros chamanes mediáticos
pudieran tramar una estrategia de despiste a partir de estas
circunstancias, aunque para eso el eclipse debería durar días mucho
más que unos minutos.
(mi segunda colaboración con El Periscopi de Tarabini)
Decía
Nietzsche que de tanto observar el abismo uno se acaba convirtiendo
en él. Mi maestro René Girard también iba un poco por ahí al
avisar del peligro mimetizador que subyace a todo odio obsesivo, pues
con el tiempo nos acabamos pareciendo a nuestros enemigos si nos
dejamos llevar por la furia ambivalente. Y digo ambivalente porque al
mismo tiempo que hay odio también se manifiesta cierta envidia por
el dogmatismo de la postura del otro, por la seguridad (aunque sea
aparente, incluso teatralizada) que se muestra, asomo de autonomía
que es el objetivo de todo enfrentamiento nacido de un complejo de
inferioridad que ambiciona sublimarse.
Tanta
crítica al bipartidismo y luego resulta que la mentalidad de
nuestros mediáticos críticos morados implica bipartidismo
esencialista, bipolaridad al cuadrado: dos a dos, cara a cara, are
you talking to me? Viene esto a cuento de la anunciada denuncia
de Podemos contra Aznar, que sigue a la formulada contra Esperanza
Aguirre hace un tiempo. Mucha gente ha expresado acusaciones
similares (financiación venezolana de Podemos), pero las denuncias
sólo van dirigidas contra vips de la derecha, personajes que por sus
características de cartón piedra pueden movilizar al sector más
claramente izquierdista de Podemos. Enfrentarse a Aznar o a Aguirre
entraña una posibilidad movilizadora interesante, porque despierta
en los más beligerantes la visceral pulsión antagonista. Se busca
así (y lo mismo sucede con el PP y sus líderes citados) llevar el
debate de las ideas al extremo de la estéril dualidad, en términos
políticos el bipartidismo, cuestión en la que el PP al menos es más
consecuente porque no pretende anularlo sino que vive descaradamente
de él.
Alberto
Jarabo ha ensayado en Baleares la misma táctica con sus
declaraciones contra los hoteleros, que incluso fueron criticadas por
un sector de su partido. Es evidente que entre una parte de los
hoteleros y el PP existe un vínculo opaco (a veces no tan opaco) que
es necesario poner sobre la mesa, y en UPyD hemos criticado por
ejemplo que se legisle en determinados casos en su favor (el alquiler
de viviendas vacacionales). Pero lo de Jarabo era un gesto 'made in
Iglesias' (“leninismo amable”): puñetazo en la mesa,
fijar un enemigo y sacar pecho. No parece una política muy
socialdemócrata y transversal, la verdad.
Antes de que se me pase, cabe recordar que el martes de la semana pasada participé en la tertulia de Tot 4, en Canal 4 TV. Junto a Manel Carmona, Miquel Pascual y Xavier Bonet. Temas: encuestas, denuncia Coletas vs Ànsar y Palacio de Congresos.
(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Seguramente
seré el último en decir algo sobre el 'Blauets gate' y alrededores
(como los casos de Selva y Sa Pobla), pero prefiero no intervenir
demasiado en caliente para poder disponer así de más ingredientes
sobre la mesa. Y a día de hoy parece que hay pruebas contundentes
contra Toni Vallespir, como unos correos electrónicos escalofriantes
en los que se atreve a practicar la obscena equidistancia con su
víctima, como si la denuncia fuera tan grave como la sucesión de
abusos.
De
nuevo, la eclosión de la barbarie en ámbitos aparentemente
consagrados a la pureza. Sucede
en ocasiones, como
señala Camille Paglia,
que los caminos
trazados por
Rousseau (o cualquier
otro teórico del
adanismo) acaban
conduciendo
a los dominios del
marqués de Sade.
Anatole France decía que la castidad (no digamos ya si es obligada)
es la peor de las aberraciones sexuales, y probablemente esa
represión pueda tener algo que ver con las vías de escape salvajes
que han llevado a cabo determinados miembros de la Iglesia católica.
Recordemos que se trata de la excepción, no la regla, porque tanto
entre anglicanos, protestantes, ortodoxos o judíos sus clérigos no
están sometidos a la misma dimensión restrictiva.
También
estamos ahora, como en el caso del terrorismo yihadista, ante el
peligro de la generalización. Aunque el principal responsable de eso
es la propia Iglesia porque, si hubiera sido históricamente
implacable con los culpables inequívocos, no cabría sombra de
sospecha con toda la clase sacerdotal. Pero en España nuestro
deporte nacional, además de la escasa sutileza, consiste en irse al
otro extremo y considerar, en este caso, que todos los curas son
pederastas activos o en potencia. Conozco a un joven sacerdote que
oculta su condición en la vida cotidiana, primero porque nada más
saberse que es cura la gente comienza a tratarlo con hostilidad o
cierto envaramiento. Y, después, porque el 90 % lo miran con gesto
inquisitorial, como si fuera un violador de niños certificado. Al
final parece que estamos condenados a la máxima de Caro Baroja: irsiempre detrás de los curas,
unos con un cirio y otros con el garrote.
Siempre tras algo a lo que santificar o demonizar, lo uno o lo otro.
Todo menos la distancia crítica.
(tribuna publicada el pasado miércoles en El Mundo-El Día de Baleares)
La
semana pasada tuve el orgullo de presentar, junto a mi compañero
Francisco Alegret, candidato a Cort, el proyecto de fusión de
municipios elaborado por mi partido, Unión
Progreso y Democracia. Es sintomático de lo mal que estamos
que un plan que se ha aplicado ya en toda Europa (salvo Francia y
España) haya despertado aquí reacciones de tanta extrañeza e
incluso indignación. Tal es la confusión, y en muchos casos la
mediocridad, que nos inunda, que se hace necesario explicar un poco
en qué consiste este proyecto. Mientras la mayoría de partidos se
dedican a vivir de generalidades, vendiendo humo, nosotros ofrecemos
propuestas concretas, además de valientes. Por eso hemos dedicado
todo un año al análisis de este problema, para no seguir siendo la
excepción europea y proponer así un remedio adecuado y viable. Este
es nuestro punto de partida, pero estamos dispuestos a debatir con
cualquier partido. Eso sí, exigiendo que el cambio del sistema
vigente es necesario y no puede demorarse por más tiempo.
Por
eso hemos elaborado una propuesta de fusión de municipios (112
páginas), coherente, minuciosa, con el objetivo de lograr la
mayor
eficiencia posible en
la administración.
Para ello, seguimos la pauta europea (municipios
de entre 10000 y 20000 habitantes) que ya han asumido todos
los países y proponemos reducir los 67
ayuntamientosactuales, dejándolos
en 16. Se analiza el
coste de la corrupción, la exagerada cantidad de entes públicos
existentes y de representantes políticos, el gasto que ha de pagar
el ciudadano por tanta burocratización, etc. Los
ayuntamientos
han aflorado con esta crisis un despilfarro evidente
y electoralista (proliferación
inasumible de pabellones, teatros, piscinas,
etc.), mostrando una insostenibilidad
continua
que no ha hecho más que afianzarse en el tiempo, desgarrando la
economía de las familias y aumentando las diferencias sociales. Por
esta razón es urgente darle una solución, y la fusión de
municipios está ideada para dar herramientas de eficiencia a los
nuevos consistorios,
reduciendo
el gasto de una forma notoria con el fin de mejorar y aumentar los
servicios que se prestan.
Pretendemos
tambien combatir el ideal confuso
y segregador que nos ha caracterizado
desde hace demasiado tiempo:
confundir la identidad de una población con la del propio
ayuntamiento. Baleares se compone de unas 314
poblaciones, cada
una de las cuales tiene su propia
idiosincrasia,
sus fiestas, su espacio territorial y su contexto
de pertenencia. Todo
eso permanecería igual. Pero
no se puede asimilar pueblo a ayuntamiento, porque si ya es
insostenible mantener los 67 ayuntamientos existentes (con 6 que
tienen menos de 1000 habitantes), imaginemos si pusiéramos uno en
cada una de estas 314 poblaciones...
UPyD
también propone
en su programa electoral la eliminación
de los Consells Insulars, que
duplican funciones del Govern Balear. Con
unos ayuntamientos grandes y
con amplios
recursos (asumirían competencias de los
Consells), no serían ya
necesarios.
El
ahorro que podríamos
obtener con estos ajustes sería
del orden de 267 millones de euros anuales. Dinero
que podría
dedicarse a ámbitos
más
necesarios para el día
a día
del ciudadano, como la sanidad, la educación, los servicios sociales
y el medio
ambiente,
que así
dispondrían
de unos recursos adecuados para no ser siempre las víctimas de las
crisis económicas y
sus recortes correspondientes.
Se
descartan las
mancomunidades como base de la
fusión de municipios, debido a
que son entidades que se han ido creando como
parchesincapaces de
asumir la realidad insostenible de nuestra
burbuja municipal.
El trabajo realizado ha privilegiado
otra figura más funcional y asequible:
la comarca.
Otros
criterios tenidos muy
en
cuenta son la proximidad geográfica, la
dotación de servicios y el menor perjuicio para el ciudadano, los
centros sanitarios y escolares, comunicaciones, servicios sociales,
paisaje, actividades económicas y lo
medioambiental.
Si
de inicio los partidos de poder han engañado a la ciudadanía
haciéndoles creer que les beneficia la multiplicación de entes
administrativos (cuando quienes salen ganando, con diferencia, son
los infinitos viveros de la partitocracia, sedientos de sueldos
públicos generosos y sin exigencias), ahora nos encontramos con que
tratan de persistir en la estafa, con la inestimable ayuda de su
guardia de korps mediática, haciendo creer que esta propuesta de
fusión de municipios es una ocurrencia propia de unos frikis cuando
resulta que todo el continente lo ha aplicado satisfactoriamente.
Unos hablan de locura, otros de utopía, pero ni una cosa ni la otra,
sino simple y llanamente normalidad y eficiencia que se ha llevado a
buen puerto para beneficio de los ciudadanos. Aquí seguimos
aplicando, aunque desde otras coordenadas ideológicas, el famoso
lema de Fraga, el “Spain is different”. Encapsulados en
nuestra burbujita, no queremos saber qué es lo que funciona en el
mundo desarrollado, preferimos seguir apostando por la España negra,
torpe y cainita que nos ha llevado hasta aquí.
Las
resistencias que se han ido manifestando se deshacen con facilidad.
Sin haberse tomado la molestia de leer el estudio, alegaban algunos
medios o periodistas vía twitter que esta propuesta no respeta la
personalidad de los pueblos de Baleares. Siempre tropezamos con la
misma piedra: las sacrosantas identidades, la mayoría sustentadas en
el visceral odio al vecino, que no pueden permitir que se aplique en
pleno siglo XXI un ideal de ciudadanía dinámico e integrador. Al
contrario, incluso desde ideologías supuestamente progresistas, se
pretende que esas estériles rencillas queden amparadas por ley,
intocables e invariables. ¿Por qué la administración municipal
debería respetar las disputas atávicas entre Ariany y Petra o entre
Búger y Campanet? Al contrario, si nos preocupa verdaderamente la
salud de nuestra sociedad y su horizonte común, deberíamos trabajar
en pro de la superación de estos absurdos provincianos, salir del
autismo antagónico y movernos conjuntamente por un futuro mejor
donde todos sumemos.
Con
esta propuesta estamos convencidos de que sucederá lo mismo que pasó
con los aforamientos: primero, respuesta airada en contra, con
insultos incluidos, negando su necesidad e incluso su legitimidad,
para después, en unos dos años, acabar asumiendo todos la propuesta
con entusiasmo pero sin reconocer quién la planteó primero y,
además, sin retirar los insultos proferidos, faltaría más.
(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Frecuento
poco los aeropuertos. No me gusta volar, aunque tampoco me da miedo;
sé que tenemos más probabilidades de matarnos en un accidente de
coche. Precisamente por eso me llama la atención descubrir, gracias
a una azafata, que tengo a mi doppelgänger transitando a
todas horas de uno a otro sin parar. Tiene lógica que alguien tan
similar luego manifieste costumbres muy diferenciadas, porque si
tuviera las mismas ya no sería mi doble, sino yo mismo. Como también
tiene su sentido que es Cap Blanc, al que considerábamos como un
escenario de sucesos truculentos ya propio del pasado, regresara a la
actualidad. Desde hace dos años están vallados los límites de su
carretera, pero parece ser que una señora encontró una rendija la
semana pasada para lanzarse con su coche, acantilado abajo, siguiendo
la costumbre de tantos suicidas mallorquines.
En
cosas tan edificantes como estas tuve tiempo de reflexionar durante
las 4 horas que Iberia me dejó tirado en Son Sant Joan este viernes.
Peor aún fueron las mentiras que nos soltaban con toda la cara, con
más teatro que un futbolista español simulando una agresión: que
si el problema es de Aena, que si ha sido un fallo técnico del
avión, etc. Pero un amigo desde el aeropuerto de Ibiza me iba
contando la verdad: se había caído el sistema informático de la
compañía aérea, de por sí bastante obsoleto (15 años de
servicio). Con un detalle añadido: resulta que Iberia es la única
aerolínea que carece de soporte de reemplazo para estas ocasiones.
Y, peor todavía, no tenían switch de reserva (sólo cuesta
entre 50 y 80 euros), así que el aeropuerto pitiuso les tuvo que
dejar uno para solventar el problema y dejar de hacer las
facturaciones a mano. Eso evitó que tuviera que llegar un técnico
desde Mallorca para arreglar el desastre. Unas 7 horas de caos que no
fueron a peor porque no estamos en verano...
Imagino
que no se quiso reconocer el motivo real para evitar los reembolsos
del billete debido a las reclamaciones. Como hay familias de suicidas
que prefieren que la muerte de su allegado se considere un accidente
para poder cobrar el seguro de vida que éste había suscrito.
(esta semana me estrené en las páginas de El Periscopi de Toni Tarabini)
Del
PSIB se pueden decir muchas cosas, pero desde luego lo que debería
quedar fuera de toda duda es que han perdido el hilo de su discurso
ideológico, a la par que han ido dejando saltar por la borda a miles
de votantes que eran, o eso parecía, incondicionales del socialismo
español. En ese sentido, han seguido la misma trayectoria del
harakiri que el PSC, referente en tantas cosas. Recordemos que en
1999, las últimas elecciones catalanas a las que se presentó Jordi
Pujol, Maragall todavía defendía un discurso llamémosle estatal
que no transigía con el catalanismo imperante. Perder esas
elecciones (por escaños, otra cosa sucedió con los votos, víctimas
del extraño sistema electoral catalán) lo trastornó, por lo que se
ve, pues a partir de ese momento el PSC entró en una extraña
melopea que los llevó a hacerse cada vez más nacionalistas,
pidiendo perdón por no haberlo sido lo suficiente hasta entonces. En
la campaña del 2003 dio síntomas claros de ese viraje, cosa que se
vio radicalmente confirmado tras las elecciones, con el pacto
tripartito con ERC (e ICV). Desde entonces, siempre la misma
historia: pérdida hemorrágica de votos tras cada elección.
Reflexión: no hemos sido todavía lo suficientemente catalanistas,
tenemos que serlo aún un poco más. Siguiente elección: mayor
chorreo de votos. Llevan ya 700.000 votos que se han escabullido por
el sumidero. Y así hasta llegar a su objetivo, que debe ser
sumergirse en el limbo, la nada, la disolución.
En
Baleares, salvando las distancias, la gente del PSIB lleva un camino
muy similar. Pero cuando observas determinadas cosas, no extraña en
absoluto que eso suceda. Por ejemplo, llama la atención la cantidad
de dirigentes que se amamantaron en las ubres del PSM.
Independientemente del motivo que provocó el cambio de chaqueta
(voluntad de tocar poder, tal vez), lo importante es que la ideología
del partido se fue transformando paulatinamente. Antich, Adrover,
Jaume Armengol, Ferrà-Ponç, etc., siguieron ese camino. Y eso por
no hablar de algo que suele recordar Ramón Aguiló, ese cambio de
orientación ya más explícito, en clave pro-nacionalista, a partir
del congreso (creo que de 1994) cuya ponencia principal corrió a
cargo de Joan March. No me digan que no hay diferencias entre
socialistas históricos como el mismo Aguiló, Emilio Alonso o el
fallecido Félix Pons y las actuales huestes de Francina Armengol.
Años luz de extrañeza. Una Francina, por cierto, que personifica
también esa confusión ideológica del partido, porque es llamativo
que haya alcanzado la cúpula del mismo una persona que pasó por ERC
y que en muchos aspectos está más cercana al ideario del PSM que
del socialismo. Otro caso de cierta desubicación ideológica en el
mando del partido se vislumbra con mi querida Silvia Cano, compañera
de fatigas filosóficas en la UIB, que es la lideresa del PSIB de
Mallorca, pero que tiene unas convicciones que están más cercanas a
IU o a Podemos que a su partido. En ambos casos, curiosamente, nos
encontramos con un vínculo paternal (el citado Jaume Armengol,
último alcalde socialista de Inca; y Paco Cano, ex-secretario
general socialista en Calvià) que explicaría su éxito en el
organigrama del partido. Al final, podríamos tirar de literatura
para recordar ese fascinante El hombre que fue
jueves de Chesterton, historia en la que una organización de
malhechores (y disculpen el spoiler, pero estamos hablando de un
clásico que deberían conocer sí o sí) resulta estar formada en
sus mandos principales por infiltrados de la policía. Más o menos,
es lo que ha cristalizado en el actual PSIB, en los últimos meses
que le quedan como segunda fuerza política de Baleares.
(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
No creo que pueda mantener en
estado de atención a muchos lectores si comienzo hablando de algo
que me importa mucho, como es el Mundial
de cricket que se está disputando en las Antípodas, con
el partidazo que se marcaron este pasado fin de semana los
anfitriones, Nueva Zelanda y Australia. Así
que me decanto por algo diferente,
aunque parecido (por lo
que supone el cricket de muerte social voluntaria):
el suicidio. Se han hecho
públicas las cifras sobre suicidios en España durante 2014. Es un
tema que siempre me ha interesado, tal vez por mi dedicación a la
filosofía (decía Camus que el suicidio es el único
“problema filosófico verdaderamente serio”).
El
tabú social que lleva a muchas familias a esconder la
causa de la muerte de
alguno de sus miembros o que conduce
a los medios
a no
informar de ellos o hacerlo de forma elusiva. ¿Y qué dicen los
datos de 2014? Pues que junio es el mes de la muerte voluntaria,
curioso.
O que los hombres se suicidan mucho
más que las mujeres (relación
3/1), intentándolo éstas
tres veces más, más
curioso todavía,
qué poca efectividad.
No acostumbramos a pensar en nuestros conciudadanos que nos dejan
libremente, optando por la tentativa (exitosa) de autolisis. Diez
personas al día en España, y eso que tenemos cifras
bajas comparados con otros países.
Probablemente
todos habremos pensado en la idea del suicidio en algún momento de
nuestras vidas, aunque no sea en un grado de tentativa muy explícito.
Sin embargo, me cuesta creer que ciertos individuos hayan tenido
alguna vez la pretensión de autoaniquilarse. Hablo, por ejemplo, de
esos líderes políticos que dan la medida de su dignidad (o de la
falta de la misma) cuando caen en desgracia. La astracanada de Jaume
Matas en la cárcel de Segovia vuelve a recordarnos esa carencia de
nuestros peores gobernantes. Tras su ineficiencia y corrupción,
siempre recurren a supuestos o exagerados problemas de salud para
montarnos un show y darnos penilla. Munar, Mubarak, Pinochet, etc. Lo
del chileno fue antológico: meses y meses en Inglaterra medio muerto
y en silla de ruedas, para revivir milagrosamente nada más aterrizar
en Santiago, cual Doctor Strangelove en el final de la película de
Kubrick.